[ad_1]
Los llamados sectores democráticos han cometido siempre un error que se puede considerar histórico y es justificar las faltas de quienes asumen como sus aliados. Bien, porque tengan relaciones políticas e ideológicas, o porque los asocien a su línea en el manejo del poder.
Las elecciones tienen reglas que cumplir y quienes las adoptan como método de llegar y mantenerse en el poder deben cumplirlas. Hacer lo contrario es un disfraz inaceptable para la democracia. Se ayuda a los aliados exigiéndoles respetar las reglas generales de la convivencia política y social.
Tener un dilema en ese sentido es jugar conceptualmente a la bipolaridad política, la que, por lo regular, no sirve más que para agravar los errores de los aliados que pretenden ayudar.
Desde las grandes naciones pueden más los intereses y por tanto debemos ver con escepticismo los reconocimientos apresurados.
Un gobierno que obligue a la dispersión forzosa a una sociedad no tiene validez en ningún sentido.
Venezuela ha perdido el rumbo y lo mejor que podemos hacer por ella es ayudarla a recuperarlo.
[ad_2]
Source link