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Los llamados sectores democráticos han cometido siempre un error que se puede considerar histórico y es justificar las faltas de quienes asumen como sus aliados. Bien, porque tengan relaciones políticas e ideológicas, o porque los asocien a su línea en el manejo del poder.

Las elecciones tienen reglas que cumplir y quienes las adoptan como método de llegar y mantenerse en el poder deben cumplirlas. Hacer lo contrario es un disfraz inaceptable para la democracia. Se ayuda a los aliados exigiéndoles respetar las reglas generales de la convivencia política y social. 

Tener un dilema en ese sentido es jugar conceptualmente a la bipolaridad política, la que, por lo regular, no sirve más que para agravar los errores de los aliados que pretenden ayudar. 

Desde las grandes naciones pueden más los intereses y por tanto debemos ver con escepticismo los reconocimientos apresurados. 

Un gobierno que obligue a la dispersión forzosa a una sociedad no tiene validez en ningún sentido. 

Venezuela ha perdido el rumbo y lo mejor que podemos hacer por ella es ayudarla a recuperarlo.



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Por admins

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