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Nicolás Maduro.

La historia solo se repite si no se aprenden las lecciones del pasado.
Henry Kissinger.

En el complejo escenario político latinoamericano, los recientes acontecimientos en Venezuela han añadido un nuevo capítulo de incertidumbre y tensión. La expulsión de los embajadores y miembros de las misiones diplomáticas de Argentina, Chile, Costa Rica, Perú, Panamá, República Dominicana y Uruguay por parte del régimen de Nicolás Maduro no solo se erige como una maniobra de aislamiento ante la comunidad internacional, sino que también resuena con ecos de intolerancia y autoritarismo que han caracterizado su administración.

En el complejo entramado de la diplomacia moderna, tal acción resulta sin precedentes. Es un golpe directo a la posibilidad de diálogo y entendimiento con naciones que abogan por la democracia y los derechos humanos. Al alejar a estos diplomáticos, Maduro no solo se distancia de potenciales mediadores en la crisis venezolana, sino que profundiza la sensación de aislamiento en un país ya sumido en una severa crisis económica y humanitaria.

La historia reciente de Venezuela está marcada por un gobierno que, en lugar de propender al diálogo, ha optado por la represión y la censura. La expulsión de estos embajadores es solo la última expresión de una política exterior que rechaza toda crítica. Frente a crecientes sanciones y condenas internacionales, el régimen de Maduro parece empeñado en trazar una línea divisoria clara entre su administración y aquellos que defienden los valores democráticos.

La comunidad internacional observa con inquietud este nuevo episodio. La expulsión de los diplomáticos no solo debilita los vínculos bilaterales, sino que también obstaculiza cualquier intento de mediación externa que pudiera contribuir a una solución pacífica y negociada de la crisis. Los países afectados por esta medida han manifestado su consternación y han reafirmado su compromiso con el pueblo venezolano, destacando que estas acciones solo agravan una situación ya de por sí precaria.

En un mundo donde la diplomacia y el diálogo son fundamentales para resolver conflictos, la actitud de Venezuela bajo el régimen de Maduro representa un retroceso hacia el autoritarismo y el aislamiento. A medida que el país se sume más en la oscuridad de la represión y el despotismo, los venezolanos continúan sufriendo las consecuencias de una política exterior que la aleja de la comunidad internacional y de posibles soluciones a sus diversas crisis.

La expulsión de estos embajadores envía un mensaje no solo a los gobiernos críticos de Maduro, sino también una advertencia para aquellos dentro de Venezuela que anhelan un futuro democrático y abierto. En este contexto, es imperativo que la comunidad internacional mantenga su respaldo a la causa de la libertad y la democracia en Venezuela, trabajando incansablemente para evitar que la voz de los venezolanos sea silenciada por los caprichos de un régimen autocrático.

Con este acto inaceptable, Maduro exhibe una vez más su nivel de intolerancia. Esperemos que no vuelva a apelar a la comunicación con un pájaro para continuar con actos de autoritarismo que perjudican a la sociedad venezolana, cansada de presenciar la partida de madres hacia sus hijos, de hijos hacia sus padres y de otros seres queridos hacia tierras que Bolívar liberó.

Desde esta tierra de Juan Pablo Duarte, cuyos últimos años vivió en Venezuela, hago un llamado a la comunidad internacional para que mantenga sus ojos puestos y esté alerta con respecto a la líder de esa nación, María Corina Machado, para evitar que sea víctima de un atentado, al igual que ha ocurrido en otros países que han manifestado su respaldado a Maduro.

En este trágico escenario, la esperanza de un cambio aún persiste. La tenacidad y el coraje del pueblo venezolano, combinado con el apoyo inquebrantable de la comunidad internacional, pueden, y deben, prevalecer. Porque en última instancia, la lucha por la libertad y la democracia es una que merece ser ganada, no solo por Venezuela, sino por la humanidad en su conjunto.

Hasta el próximo artículo…

Autor: Marino Beriguete.
Máster en Relaciones Internacionales.
Politólogo.



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