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Deberíamos tener una especie de sosiego legislativo. Los legisladores tienen la impresión de que mientras más proyectos presentan, mejor es su desempeño congresual.
Y, obviamente, eso es si se asume que el principal rol de un congresista es promover leyes. Y no es así, pues un país con un exceso legislativo puede generar más impunidad e incumplimiento respecto a las normas.

Las leyes más efectivas son las simples de aplicación rigurosa, como ocurre en los países que respetan las leyes. Nuestros países tienen abundancia legislativa, por lo regular con sentido draconiano, pero de aplicación flexible. Es decir, muy pocas normas se cumplen o no las hacemos cumplir.

Nos convendría una profunda revisión de leyes incumplidas y sacarlas de nuestro sistema, pues las leyes que no se cumplen desacreditan el sistema. Es necesario que la gente respete la ley y las consecuencias de no hacerlo.

La angurria legislativa nos hace daño. Y todo no debe ser sancionado sin una verificación suficiente de que será útil a la sociedad.



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Por admins

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