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Nuestra sociedad necesita tanto que las cosas se hagan de manera correcta, que frustra profundamente cuando insistimos en meter la pata y mover el muslo. Es como reafirmando el compromiso con lo mal hecho.

Es una vergüenza que nos hemos tomado más de 20 años para modificar el viejo Código Penal, herencia directa del francés de Napoleón Bonaparte. 

Cada vez que hacen un intento por aprobar esas modificaciones nuestros legisladores y sectores específicos hacen algunas tropelías con el propósito de blindarse frente a sus pecados. 

En realidad, no están pretendiendo proteger a la sociedad, lo hacen para beneficiarse y esquivar sus responsabilidades penales. Se mueven a contrapelo, dejando trillado el camino de la impunidad. 

Desdiciéndose descaradamente de sus compromisos políticos y sociales. Es una pena que se nieguen a hacer lo correcto.

 



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Por admins

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