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Creemos firmemente que el orden es disuasivo en el orden social y colectivo. Y el orden es cuando la ciudadanía en todos los niveles respeta las leyes, bien porque esté consciente de su importancia o porque les tema a las consecuencias de no hacerlo.

Por esto el dilema que con frecuencia se presenta en el poder entre quererte o temerte termina inclinándose por esto último. 

Cuando el irrespeto se generaliza llegamos al desorden, en que nadie parece respetar ni temer a nada ni a nadie. Cuando la democracia no entiende bien eso surge la necesidad de las manos duras, las que parecen aliviar de manera pasajera los problemas más acuciantes de la sociedad.

Aunque por lo regular, estas salidas acaban mal.

 



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Por admins

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