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El Senado de la República envió a comisiones varias leyes y comenzó a hacer alarde de ser un senado participativo e inclusivo. Pero las leyes que incluye implican la modificación no solo a la Ley del Calié, del DNI que debe ser totalmente derogada, sino también el Código Laboral, Civil y ley de seguridad social entre otros.

Qué bueno que se somete al proceso nueva vez esa azarosa Ley del DNI, no es posible que por ley, se violen derechos constitucionales y que el país se quede tranquilo.

Pero nos adelantamos a cualquier nueva diablura, pues se tiene un tiempo intentando violentar los derechos adquiridos de los trabajadores, eliminando la cesantía y otros temas del Código Laboral. Esto no ha progresado, porque la irritación sería aún mayor que la lograda con la ley del Satrapa, ley que nadie sabe todavía quien la sometió al congreso nacional y tampoco la procesan para su promulgación.

Pero, tengamos en cuenta, que con esto del Código Laboral, hay indicios fuertes, que habiéndose  iniciado un piloto de la semana laboral reducida, se desee justificar lo injustificable, cuando es claro que los sectores económicos no son iguales y que las leyes se crean para todos por igual.

Y con este tema de las leyes laborales, vemos a diario que en otros países de forma coincidente, también se debaten leyes laborales, todas relacionadas al teletrabajo y a la semana de trabajo reducida. Por lo que no seria sorpresa que nos estemos sumando a esa ola internacional con este tema laboraly también con modificar el Código Civil.

No nos cabe la menor duda, que también el gobierno del cambio intentará ser marca país y meca del matrimonio homosexual del Caribe, logrando un nuevo código civil que lo permita.

Es más, hasta ofertaríamos habitaciones especializadas para un turismo trans y recibiríamos al papa Francisco para oficie la primera bendición de parejas del mismo sexo, que de forma masiva sean casados en la Catedral Primara de América. Hasta ahí podría llegar nuestra posición genoflexa ante el amo supra nacional.

Todas estas tentativas pasan juntas a comisiones y algo debe quedar muy claro: el país no está negociando con los legisladores a quienes delegó una representatividad hasta ahora ha sido nada plausible.

La calidad del sello gomigrafo que tenemos en el congreso es tal, que no sería una sorpresa si declaramos mañana la legalización del consumo de drogas y hasta completamos el ciclo para colocar nuevos impuestos a lo que hasta ahora es gratis: respirar.

Pero el pueblo dominicano no se quedará de brazos cruzados ante un intento de satrapía o de deformar con leyes la cultura y la fe de los dominicanos, un pueblo con arraigadas creencias cristianas y por encima del traidor de Francisco, quien definitivamente en su pragmática muestra ser uno de los anticristo, líder fundamental del neo sanedrín.

Este escrito pretende hacer un llamado preventivo a las comunidades cristianas del país. Esa modificación del código civil puede ser tan lesiva, como el mismo código penal con el tema de las causales del aborto, que tampoco ha podido pasar gracias a la lucha sostenida de las iglesias, y de algunos legisladores, que al ser creyentes y discípulos del Cristo, se han opuesto tajantemente a tales abominaciones.

La Ley del DNI por otra parte jamás podría existir con articulados que siquiera se asomen a la posibilidad, de inquirir informaciones relacionadas con la privacidad y el secreto profesional, y jamás de los jamases, que pueda ser permisible la supresión de la libertad de prensa y de la expresión del pensamiento.

El senado de la república que ha querido limpiar su imagen gomigrafa y demás travesuras, con estas nuevas comisiones, aprovechando el hacer lo correcto con la maldita ley que ellos mismos crearon, sepan ustedes senadores:  que ha sido uno de los peores senados de la república de la historia, y que lamentablemente el estigma de ser legislador no suma imágenes positivas, distintas a la de un tutumpote con impunidad en la República Dominicana.

Los señalamientos que se han hecho de un porcentaje de legisladores, al utilizar dinero sucio en la campaña y en la realización de otras diabluras, amparándose en el fuero que lamentablemente le protege, sencillamente hacen pensar  lo peor de esas cámaras legislativas, que hasta ahora solo han servido para hacerle cada vez más daño a la familia dominicana.

El Congreso Nacional es lo que más se parece en nuestro país, a aquel templo que una vez entro Jesús y sacó a los mercaderes con un látigo. Y es triste pensar que el congreso nacional tiene empatía zero con el interés nacional y al igual que el ejecutivo su enfoque comunicacional estratégico es de mucha espuma y poco chocolate.

Así que mi llamado a es al pueblo dominicano, a las iglesias, a los ciudadanos conscientes, a los profesionales del derecho, a las familias que luchan por darle lo mejor a sus hijos, a estar atentos, para que no tengamos un nuevo palo asechado con estas comisiones y sus diabluras.

Por Julián Padilla



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