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Por Pedro Caba


No sólo porque lo permite la Constitución si no mayormente por sus realizaciones en tan sólo tres años el gobierno que preside Luis Abinader parece estar acreditado para continuar en el ejercicio del poder más allá del 2024.

Me permito señalar, desde esta atalaya, y por orden de mérito las que considero más destacadas realizaciones en lo económico-social e institucional que acreditan al gobierno como uno de los más provechosos para el país desde la muerte de Trujillo hasta hoy:

1.-La firmeza y resolución con que condujo la campaña para restablecer el exitoso modelo de desarrollo económico de los últimos 50 años, abatido casi totalmente por la pandemia del covid-19 a inicios mismo del presente cuatrienio.

Los sectores soportes de ese modelo la agropecuaria y la agroindustria; la manufactura y las zonas francas; la minería metálica y no metálica y el turismo y los servicios, todos fueron atendidos oportunamente.

2.-Seleccionar al turismo con toda su capacidad de arrastre pase a ser el motor que con mayor impulso conduzca al modelo en su conjunto mantener el ritmo de crecimiento de las últimas décadas, para lo que fue necesario la entrega personal sin pausa en estos tres años del jefe del Estado y de sus colaboradores. En ese lapso, ninguno de los otros tres componentes del modelo fue abandonado. Antes al contrario, fortalecidos.

La apuesta comenzó a dar resultados pues ya en este 2023 el turismo se puso al frente del modelo liderando el crecimiento y deberá hacerlo por los próximos años, dando tiempo a que se cumpla el desarrollo científico-técnico a que aspira la nueva visión empresarial instalada en el Consejo Nacional de la Empresa Privada, el que, por fortuna, abandonó su prédica de mayores incentivos para profundizar sus privilegios basados en el presunto agotamiento del modelo.

3.-Inversiones puntuales en grandes infraestructuras marcan el paso para descentralizar el esfuerzo del desarrollo hasta ahora concentrado en los últimos 50 años en la región metropolitana y sus cercanías con las regiones Este y Sur cortos, mediante las siguientes inversiones:

a) masiva presencia del Estado para hacer realidad el tan esperado Polo IV turístico en el Suroeste donde se construyen puerto marítimo, aeropuerto, acueducto, alcantarillado, carreteras de acceso y se prepara a la comunidad de Pedernales y cercanías para ser gestora de su propio destino.

b) Se concluyó la presa de Monte Grande, recibida en un 40% de ejecución, para dar paso de inmediato a la obra de toma del acueducto múltiple del Suroeste y a la construcción de los dos ramales de canales que pondrán en producción con riego unas 500 mil tareas del Suroeste. Mientras la intervención gubernamental del valle de San Juan de la Maguana dará paso a la producción de vegetales, frutales y viandas que demanden los turistas y locales que visiten las instalaciones turísticas de Pedernales.

c) Reconstrucción del puerto de Barahona para adicionar el atraque de cruceros turísticos y remodelación del malecón, a lo que se agrega el compromiso de Aerodom de activar el aeropuerto María Montez en asociación con la Boeing.

d) En la región Norte, el gobierno terminó con la ambivalencia de qué hacer con el puerto de Manzanillo, contratando y ejecutando un préstamo por US$90 millones con el BID y los diseños de la Unidad de Ingeniería del Departamento de Estado USA hacia la conversión de un multipuerto y zona industrial de amplio alcance. Al mismo tiempo, mediante inversión pública-privada la erección del mayor campo generador eléctrico del país con 800 megas (dos unidades de 400 megas cada una), al que se le agrega una planta privada de 400 megas, todas servidas por gas natural que se suplirán de una planta de regasificación con perspectivas futuras de abastecer todo el Cibao. Refidomsa también ha dicho proyecta instalar allí, en su propiedad, una planta de recepción y comercialización de derivados del petróleo que termine con la dependencia de la región Sur para estos fines. Muy pronto también corresponderá una atención de envergadura hacia el potencial turístico de la costa de Manzanillo.

e) Santiago, la capital del Cibao que aporta cerca del 20% del PIB olvidada hasta ahora por el gobierno central, ya tiene su teleférico y pronto incorporará un moderno tranvía a las obras viales de la ampliación de la autopista Duarte y otras de acceso a esta gran urbe.

f) Puerto Plata, el primer polo turístico del país que se había quedado rezagado por causa de la desatención del Estado y las prácticas egocéntricas de sus competidores, ha recobrado su esplendor como mayor receptor de turismo de cruceros y se expande con nuevas inversiones turísticas en sus costas atlánticas. Ningún otro subpolo turístico desde Guayacanes hasta Miches y Sabana de la Mar ha dejado de recibir obras de embellecimiento y reconstrucción en este período.

g) Ha sido la firme determinación del gobierno de proseguir lo que está bien y cuenta con estudios y diseños previamente aprobados lo que ha concluido el teleférico de Santo Domingo Oeste, y la casi terminación de la extensión de la Línea 2 del Metro del kilómetro 9 a Los Alcarrizos, además de ampliar las cinco estaciones de la Línea 1 del Metro a Villa Mella la que también será ampliada hasta Punta con dos estaciones adicionales.

h) Las obras de vialidad y transporte garantizadas por los US$775 millones de la renegociación del contrato con Aerodom-Vinci (dos puentes, más elevados en puntos críticos de la capital) constituyen el puntillazo final de una gestión altamente productiva para el país materializada en tiempo récord de tan sólo tres años.

Corresponde también afirmar que ningún gobierno en los últimos 50 años había enfrentado el reto de preservar la gobernabilidad en tiempos tan difíciles como los de la pandemia, la guerra ucrano-rusa y la terrible incursión de Israel en Gaza y Cisjordania.

Para ello ha tenido que acudir al más atrevido programa de subsidios a la población en general vía la agropecuaria y la manufactura de alimentos básicos (harina y grasas comestibles) y a los combustibles derivados del petróleo.

Y la más atrevida por los enormes sacrificios fiscales que conlleva de subsidio consciente a la energía eléctrica de los sectores carenciados. No imaginamos lo que hubiese sido preservar la gobernabilidad si a los sectores marginados se les cobra lo que cuesta hoy la energía.

Son sectores que todavía no se han recuperado plenamente, como muchos otros lo han hecho, de la inactivación de las fuentes productivas que causó la pandemia y que también subsisten con míseros salarios (los empleados) y de los reducidos ingresos de la economía informal.

El ejemplo de sensibilidad política y humana que ésta sola acción del Estado expresa acredita al gobierno para recibir el encargo de conducir al país por un nuevo período.

Y todo ello sin tener que violentar el orden institucional, pues todo se ha hecho respetando la Constitución y las leyes.

Fin….



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